Cuando los Amigos eligen bandos: Abordando las lealtades después de la ruptura de pareja

Suele suceder que, en las relaciones amorosas, nuestras amistades conozcan a nuestras parejas y se vuelvan amigos de ellas. Esto es algo normal y, a veces, es buscado por la misma pareja para evitar tener que decidir en qué espacio quieren estar o simplemente para compartir. Quizás, desde un punto de vista práctico, esto funcione para no tener que decirle a la pareja “hoy no te veré para estar con mis amigos”, o a las amistades que no las verás porque prefieres estar con tu pareja. Hay también quien opta por terminar todas sus amistades y otros no deciden esto, pero parece que existe un mandato intrínseco de que, al iniciar una relación de pareja, casarse o irse a vivir con alguien, las amistades deben desaparecer.

El ser humano necesita vincularse afectivamente para poder estar en bienestar, eso es innegable. Y gracias a las ideas del amor romántico, muchos piensan que la cumbre es el amor de pareja; es decir, nos convertimos en el mundo de una persona y esa persona se convierte en nuestro mundo. Esto resulta bastante problemático de muchas maneras, pero esta vez me enfocaré en qué sucede cuando la pareja termina.

Cuando la pareja termina y no hay un círculo de amistades, es mucho más difícil alcanzar estados de bienestar porque no tenemos a quien nos escuche, no tenemos con quien llorar o quien pueda acompañarnos con un litro de helado de chocochips. Y si, además, las personas tienen dificultades para hacer amistades, se suma esa frustración. En el caso de haber compartido amistades, las cosas no pintan mejor. Además de que las amistades muchas veces se sienten entre la espada y la pared por tener que decidir con quién quedarse, los miembros de la pareja entran en un círculo doloroso al darse cuenta de que muchas veces no son elegidos por sus amistades. Ver imágenes de los ex con personas que son tus amigas en los lugares que tú compartiste, puede sumirnos en una montaña rusa emocional: enojo, frustración, enojo… ¿Por qué mi amistad no me elige? ¿Por qué, si sabe que la otra persona fue mala conmigo, sigue siendo su amiga?

Y entonces entramos en un doble duelo, el fin de la pareja y la transformación o final de la amistad. Sucede que entonces dejamos de ver a las amistades con confianza porque nuestra idea de lealtad se rompió y esto nos lleva a transformar los vínculos amistosos en vínculos de “segunda categoría”, es decir, aquellas personas con las que podemos convivir pero en quienes no confiamos, o de plano terminamos las amistades por muchas razones: no sentirnos seguros, dolor emocional o simplemente sentirnos traicionados. La cuestión aquí es que a veces el dolor emocional que puede llevar una ruptura no nos deja ver claramente y no entendemos que las personas siguen amistades con nuestros ex porque simplemente así es conveniente para ellos.

Por eso, es crucial hablar sobre cómo se gestionarán estas situaciones antes de que surjan. Establecer límites claros y mantener una comunicación abierta puede prevenir muchos malentendidos y dolor. Tener una red de apoyo diversa también es vital, ya que proporciona diferentes perspectivas y soporte emocional cuando más se necesita.

Además, es importante cuidar de uno mismo, dedicando tiempo a actividades que refuercen nuestro bienestar emocional y físico, como la meditación, el ejercicio o la terapia. Estos hábitos nos ayudan a mantener la mente clara y a gestionar el estrés en tiempos de cambio

En cuanto a las amistades, la decisión de mantenerlas o no tras una ruptura es personal y varía según cada situación. Así como lo que se hace con eso también es personal. Romper la vinculación amistosa, volver la amistad a una de segunda categoría o simplemente respetar la decisión de nuestras amistades es también una decisión personal.

Hace poco tuve una conversación con una mujer que ha enfrentado situaciones de violencia. Me contó sobre una amiga suya que todavía tiene contacto con su agresor, e incluso colabora con él en ocasiones. Durante su plática, ella le mostró comprensión por mantener esa relación, pero le pidió que no olvidara el daño que él le había causado y que considerara la posibilidad de sufrir un trato similar. Entiendo que decidir mantener esa amistad, a pesar de todo, puede ser válido; al fin y al cabo, la confianza es una elección personal y el valorar la amistad mantenida por encima de lo que hizo el violentador también es válido. Cada uno decide en quién confiar y en quién no. También es legítimo establecer límites claros, como decir: “Aunque sé que sigues siendo amiga de mi ex y respeto tu decisión, esto me hace sentir insegura. Así que, aunque te quiero mucho y disfruto estar contigo, prefiero que no estés en mis espacios personales”.

Esta situación resalta lo complicado que pueden ser las relaciones humanas y cómo se entrelazan la lealtad, el afecto y la seguridad personal. Decidir poner límites claros con amigos que mantienen contacto con ex y agresores es una forma de proteger nuestro bienestar emocional y físico. Es crucial establecer y comunicar estos límites para cuidar nuestra integridad y tranquilidad, especialmente cuando las relaciones pasadas pueden amenazar nuestro entorno actual.

Además, mantener una separación entre nuestras amistades y nuestras relaciones de pareja podría ser una solución más estructurada a estos dilemas, evitando que los conflictos personales afecten nuestras redes sociales más amplias. Esta separación puede ser la base para relaciones más sanas y autónomas, permitiéndonos definir con más claridad nuestras expectativas y los límites en nuestras interacciones personales. Al crear espacios separados, fomentamos una autonomía emocional y social que no solo previene complicaciones en caso de rupturas, sino que también enriquece la individualidad de cada uno dentro de la relación.

Este enfoque nos permite conservar nuestra identidad y los lazos que nos unen, ayudando a forjar relaciones más sólidas y duraderas. Respetar la independencia y las amistades de cada persona puede prevenir que las dinámicas de pareja interfieran en las relaciones de amistad, creando un ambiente más sano y equitativo para todos. Aceptar y ejercer este respeto mutuo es crucial para alcanzar una madurez emocional y un bienestar prolongado, tanto individual como colectivo.

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Krystal de Sade

Krystal de Sade

Tengo experiencia de más de 14 años en BDSM como practicante, tallerista y haciendo performance. Soy Fundadora de la comunidad más importante de BDSM en México: Calabozo MX. Soy No monógama ética más inclinada a la anarquía relacional y agamia. Soy Docente en varias universidades a nivel maestría y doctorado. Mis temas favoritos son: BDSM, Diversidades Relacionales, Empoderamiento femenino, Sexualidad, Descalificación del amor romántico.
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